Historia y Patrimonio

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Villanueva del Ariscal es un municipio español de la provincia de Sevilla, comunidad autónoma de Andalucía. Está situado en la comarca de El Aljarafe.

En el año 2018 contaba con 6748 habitantes. Su extensión superficial es de 4,70 kmª y tiene una densidad de 1293,19 hab/kmª. Sus coordenadas geográficas son 37º 23' N, 6º 08' O. Se encuentra situada a una altitud de 156 metros y a 15 kilómetros de la capital de provincia, Sevilla.

Iglesia de Villanueva del Ariscal vista desde la Puerta del Ayuntamiento

En estas tierras se constata la presencia del hombre desde tiempos remotos, aunque los vestigios arqueológicos más importantes son de época romana. Los árabes fundan una alquería agrícola (Talastar) que poco a poco adquiere mayor importancia. Cuando los cristianos conquistan este territorio en 1.248, el rey Fernando III el Santo (en el Repartimiento de Sevilla) se lo concede a la Orden Militar de Santiago. Durante el reinado de Alfonso X el Sabio, la población es denominada Villanueva Aliscar. En el siglo XIV se convierte en centro administrativo y judicial de la Orden en el Aljarafe. En 1.537 es vendida al condado de Gelves, convirtiéndose en señorío. En el siglo XVII se le concede a Leonor de Portugal, vizcondesa de Torquemada, el título de Marquesa de Villanueva, que ostenta su familia hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX.

En Villanueva se distingue un núcleo originario (siglos XIII al XVI), constituido por las manzanas que aparecen en torno a la Iglesia Parroquial, con dimensiones reducidas y formas irregulares. Una serie de calles radiales convergen en la iglesia, siendo esta configuración geométrica cortada por el camino de Sevilla a Olivares. Este núcleo primitivo se sitúa en el sector central, algo oriental, de Villanueva. Entre los siglos XVI y XIX, la población vive un lento crecimiento en dos direcciones: Hacia el sureste, hasta la ermita situada en dirección a Sevilla, sector de medianas propiedades donde se asienta la clase burguesa. Y hacia el oeste, donde surgen grandes manzanas irregulares con vacíos internos, destinadas a pequeños propietarios y braceros. Esta última tendencia de desarrollo continúa con mayor fuerza en la segunda mitad del siglo XIX, aunque ahora con manzanas de menor tamaño que las anteriores.

Desde principios del siglo XX hasta 1.965 continúa el crecimiento hacia el oeste, apareciendo un nuevo eje de desarrollo en la carretera de Olivares (al norte). La expansión hacia el sur es aún poco importante, aunque es ahí donde se va a ubicar un nuevo acceso al pueblo con la construcción de una semirronda. Desde 1.965 a 1.980, el crecimiento se produce por diversas urbanizaciones de segundas residencias (hasta ahora inexistentes en el municipio), situadas al este y al sur del casco, a caballo entre los términos de Villanueva y de Espartinas. También se terminan ahora algunas barriadas de viviendas adosadas iniciadas en la década de los 60. El crecimiento de los últimos años se ha encontrado al este y al sur con el límite administrativo del término de Espatinas. Por ello, la expansión de Villanueva se ha orientado hacia el norte y el oeste, primero con intervenciones tradicionales y después con tipologías de viviendas adosadas sobre un viario regular. Se han ido ocupando, como extensión del casco urbano, los terrenos envueltos por la semirronda, al tiempo que en la salida de la carretera de Olivares han surgido nuevas viviendas de segundas residencias. La morfología resultante en la actualidad es irregular y algo dispersa.

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