Cada año este mes de noviembre nos gusta dedicárselo a temas relativos a los difuntos, por ende, en este caso al Cementerio Municipal de nuestra localidad.

 

En el legajo número 69, hay un documento que nos narra la construcción de la carretera que nos lleva desde el pueblo al propio cementerio. Su título es el siguiente: “Expediente que instruye para la constancia de las gestiones realizadas relacionadas con la adquisición de parcela de terreno para construir la carretera directa al cementerio y enajenación de las sobrantes.”

 

En el año 1931, el 15 de agosto se reúne la corporación municipal para llevar a efecto el cometido. Los terrenos lo adquieren al Señor Moreno, propietario de la finca, después de alguna que otra

controversia, por valor de 1312 pesetas con 50 céntimos. Según nos dice el documento, la carretera debe medir 280 metros de larga por 5,5 metros de ancha. Todos los trámites finalizan con las mediciones que realiza el perito que viene desde Olivares, D. José López García, el día 21 de noviembre de 1931.